lunes, 22 de diciembre de 2008

ES REPRODUCIBLE EN CUALQUIER PAIS ?








"El contexto de crisis propicia que la revuelta se pueda reproducir en cualquier país".








La concentración de toda esa insatisfacción, sumada a la crítica al Gobierno del primer ministro liberal Kostas Karamanlis, es la que ha conferido un gran ímpetu a la agitación en Grecia, bautizada ya como el alzamiento de la generación de los setencientoseuristas. Recelan del sistema político (y su corrupción), del judicial, de los medios y de la iglesia. "En todas partes hay minorías marginadas e insatisfechas", opina el profesor Matsaganis, "lo singular de Grecia es que estas minorías han encontrado una base común con estratos sociales más amplios, sobre todo debido al extremo rechazo generalizado hacia el Gobierno". Se han unido grupúsculos antisistema, antiglobalizadores y anarquistas, pero el grueso de las protestas lo integran estudiantes de universidades e institutos. "Todos ellos son jóvenes, aunque obviamente no todos comparten las mismas razones", precisa el profesor griego.
Los especialistas coinciden en que, ateniéndose a ciertas similitudes de los contextos socioeconómicos, "cualquier tipo de protesta es fácilmente exportable", según opina Celso Arango, jefe de la Unidad de adolescentes del hospital Gregorio Marañón, de Madrid. "Todavía es pronto para valorar si lo que sucede con la revuelta griega y la protesta anti-Bolonia (en cierta manera, una revuelta ibérica) son acontecimientos puntuales o más profundos", advierte el antropólogo Feixa, "pero sí existen ciertas condiciones socioambientales comunes en Europa (sobre todo en la mediterránea), que en parte explican también la revuelta de las banlieues francesas [barriadas de la periferia] de hace unos años y la que está empezando a surgir en Italia".
Otros se confiesan confiados aunque con ciertas reservas: "No tenemos la sensación de que se vaya a extender", indicó la semana pasada a la agencia Associated Press el presidente del Consejo de la Juventud Española Daniel Lostao. "Esperemos que no me equivoque", añadió.
El caso griego, con todo, es singular, según precisa el profesor Matsaganis, que asiste desde el inicio de la revuelta a la ocupación de su universidad. La razón: el problema de la violencia inherente en la sociedad griega. "Las actividades del grupo terrorista local 17 de noviembre nunca han recibido una condena pública firme similar a las dirigidas contra ETA o las Brigadas Rojas. El número de gente indiferente cuando los terroristas mataron a un agente de la CIA, a un político de centro-derecha o a un industrial fue considerable. Lo explica nuestro individualismo rampante y nuestra costumbre de la confrontación política". Matsaganis, crítico con el Gobierno y exmilitante de la Coalición de la Izquierda Radical (SYRIZA), de la que se distanció porque la consideraba extremista, rechaza la violencia de los disturbios.Una violencia que es común en muchas reivindicaciones juveniles, según Guillermo Ballenato, psicólogo de la Universidad Carlos III. "Las respuestas violentas de grupos de jóvenes son en gran medida un reflejo de la violencia social que se respira en la calle", explica. "La juventud sufre un gran desencanto.

No hay comentarios: