jueves, 29 de enero de 2009

HUELGA GENERAL EN FRANCIA POR LA CRISIS

Las razones que arguyen son varias: el paro, situado en un 7,3% a final de año pero que subirá este mes (cuando Nicolas Sarkozy llegó al poder situaba en el 8,7% y la media de la UE en el 8,6%); la pérdida de poder adquisitivo y de nivel de vida de los trabajadores, y la convicción de que el Gobierno de Sarkozy, frente a la crisis económica que sacude Francia y que la está hundiendo en la recesión, sólo arbitra medidas para acudir al rescate de los más poderosos: los bancos y los empresarios.
Los sindicatos están convencidos de que el paro alcanzará una cifra récord y de que hay motivos para llevarlo a cabo. Bernard Thibault, secretario general del sindicato CGT, lo expresaba así en una entrevista en Le Parisien: "No podemos aceptar que los trabajadores seamos los únicos que pagan las consecuencias de la crisis. También necesitamos, como los bancos, garantías: pero garantías para la vivienda, para la jubilación...".
En principio, el metro, los autobuses, los trenes, los aeropuertos, los hospitales, los colegios, los institutos, el servicio de Correos, los hospitales y hasta la Comédie Française se verán afectados. Los sindicatos añaden que se sumarán al paro buena parte de los trabajadores del sector privado, sobre todo de las fábricas de coches.
Servicios mínimos
La huelga servirá de prueba para comprobar el alcance y la efectividad de la ley sobre los servicios mínimos aprobada en 2007. A este respecto, el primer ministro, François Fillon, aseguró ayer en la radio que "habrá transporte, por lo menos más que antes de que se aprobara la ley".
Nadie se fía. En Francia, y en especial en París, cada uno se prepara para lo que se prevé como una ciudad cercada, sin transporte público y con las carreteras mucho más atascadas de lo habitual: la mayoría de los padres desconocen si sus hijos serán aceptados en los colegios. Hay quien vive en las afueras y se queda a dormir en casas de amigos en el centro de París para no llegar muy tarde. La última huelga del sector del transporte, en mayo de 2008, se saldó con un fracaso de los sindicatos al comprobar que París no se descompuso. Pero todo indica que hoy será diferente

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